
La ranita Esnobita cantaba en su estanque con mucha felicidad:
‑Kerouac, Kerouac, Kerouac.
Pasaron seis días y siete noches y
‑Kerouac, Kerouac, Kerouac.
Hasta que un buen día, después de croar y croar, gritó:
‑ ¡Me a Borroughs, estoy Artaud, ésta situación me eNerval, Pavese que es interminable!
Entonces
3 comentarios:
Denisse,
vengo directo de tu comentario dejado en mi tierra hasta este texto que ha sido una buena carta de presentación. Me ha gustado por su sencillez e ingenio. Me paso ahora al link que me dejaste, de Síncope.
Abrazo desde kitu.
Excelente texto!
jajaajja, este texto está sadesisimo, be kett bueno te salió, jo y ce este comentario para prevert otro juego, mas debe ser que ya estoy vallejo, porque nada, michaux palabras casa dy ciendo sartre.
Que kawabatta yo mejor me salinger, tras de mí un trakl, fue el ruido que cerró al puerta.
mishima gracias.
y que la Paz Bolaño te acompañe.
Baschoooooooooooo.jejejeje.
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